PAN DE MUERTO: LA DELICIA QUE SE CONVIRTIÓ EN TRADICIÓN.
Para Don José Osorio la cercanía de la temporada de muertos le trae recuerdos de una infancia que aunque con algunas carencias económicas era rica en convivencia familiar y usanzas que a la postre serían inspiración para sus creaciones culinarias.
El olor de la mantequilla y la harina, así como los recuerdos del trabajo de amasado que junto con su hermano hacía en medio de risas y de una cocina cubierta por completo con sábanas y cobijas que su abuela instalaba para conservar el calor que “sube” la masa, son las memorias que año con año nutren su experiencia para hacer pan de muerto.
La receta familiar ha sufrido algunas modificaciones que el mercado le ha exigido; ahora, se hacen de sabores y con rellenos de frutas secas, chocolate, arándanos; aunque se pueden conseguir sin relleno, sin azúcar, cubiertos con ajonjolí o con azúcar, de sabores vainilla y chocolate.
Como innovación, este año, los rellenos serán de crema batida, crema irlandesa y crema de café, y se pueden encontrar en su establecimiento ubicado en la calle Violeta #45, barrio Santa Crucita, desde los primeros días de octubre y hasta el 30 de noviembre.
En “Cake of Chocolat”, las creaciones de este repostero, tienen la particularidad de ofrecer a sus clientes pasteles y panecillos con bajos contenidos de harina y azúcar, ya que se manufacturan con stevia líquida y en polvo. Además, los postres son elaborados con productos naturales y sin conservadores; rellenos de frutos rojos que benefician principalmente a personas diabéticas.
En su juventud Don Pepe, como le dicen sus clientes y amigos, tenía la idea de estudiar arquitectura pero la falta de recursos económicos para concluir sus estudios lo obligaron a trabajar en una cocina en la que encontró su vocación a través de los olores, sabores y texturas de la comida mexicana y francesa.
A lo largo de todos estos años de carrera culinaria, ofrecer alternativas saludables y deliciosas para los consumidores se ha convertido en el lema de Don José que de la mano de Doña Carmelita, su esposa, se han capacitado constantemente.
Además de llevar a la boca de sus clientes el placer hecho postre, esta pareja de reposteros, ayuda a los más necesitados donando pasteles para que los niños con cáncer de la Casa de la Amistad, I.A.P. celebren el día del niño.