Tradición y Pasión Perpetua Que Mueve a Xochimilco.
Los cohetes truenan en lo más alto del cielo anunciando el recorrido de los chinelos que danzan al son que les toca la banda de viento acompañado de santiaguitos y feligreses con cañas en mano y banderitas de papel picado de varios colores que contrasta con los trajes de los chinelos que bailan al son que les toquen, y en tanto las campanas replican una y otra vez de cada iglesia que visitan y con la denominada reina de Xochimilco: nuestra SEÑORA VIRGEN DE LOS DOLORES de Xaltocan encabeza a su fieles peregrinos, a su pueblo salieron los habitantes del barrio de Xaltocan a recordar mediante su recorrido a los vecinos de los barrios de la fiesta que está por comenzar el siguiente domingo.
Es así, que con una pasión perpetúa cientos de feligreses desde muy temprano comenzaron su recorrido con la imagen de la VIRGEN DE LOS DOLORES de Xaltocán; iniciando el recorrido por :Madreselva, Belén, Santa Crucita, San Cristóbal, San Francisco Caltongo, así como por los 4 barrios ( San Esteban , La Santísima, San Lorenzo y San Diego), continuaron por La Guadalupita, La Asunción, Tlacoapa, San Juan, Ampliación San Marcos, San Marcos, San Antonio, San Pedro y finalizarán nuevamente en el barrio de Xaltocán.
Como ya es una tradición y costumbre, una semana antes al comienzo de la fiesta de la VIRGEN DE LOS DOLORES, se hace un recorrido por las principales calles del centro histórico de Xochimilco para anunciar a los vecinos de la demarcación el comienzo de las fiestas. Dicha festividad recibe el nombre de «Día de la bandera».
Al llegar el comité organizador de la fiesta de Xaltocán a cada iglesia de cada barrio, los católicos son recibidos con el replicar de las campanas, comida, botanas refrescos o aguas de sabor, tequila o hasta pulque; este recibimiento se replica en cada una de al menos 16 iglesias que visitan.
Lo característico de esta celebración es que, familias enteras acompañan a la VIRGEN DE LOS DOLORES y el estandarte lo cargan mujeres de 15 a 25 años de edad, además los encargados o mayordomos de vestir y arreglar la portada, regalan cañas de azúcar a quienes acompañan su peregrinar.