Los Días de la Cruz
Los Días de la Cruz
En la opinión de Ramiro Palacios.
En estos primeros días de mayo me encantaba cuando era un pequeño, pues después de disfrutar el día del niño en la primaria Anacleto Bárcenas Rojas en compañía de mis amigos, nos íbamos a participar en los palos encebados que había en todo el barrio de la Asunción y Tlacoapa.
Las tías, las abuelas y las madres de familia cocinaban los tamales y el atole para darlo en la noche previa del día 3 de mayo. También había fiesta en los pueblos de Santa Cruz Acalpixca y Santa Cruz Xochitepec que también era invitado pero me la pasaba mucho mejor en estos barrios emblemáticos de Xochimilco.
Con toda la palomilla le entrábamos al palo encebado, subiendo como Dios nos hiciera entender, entre risas y golpes llegábamos a nuestro objetivo…los regalos que retiraban de la «tache» -como le decíamos- poco a poco caían al suelo y peleándonos por quedarnos con el mejor -El balón es mío, nadie lo agarre-, pero al final nos divertíamos sanamente como enanos.
Ya en la noche esperábamos los tamales y el atole, no sé si era por el hambre que traíamos de tanto jugar o de plano eran los más ricos que he comido en mi vida, pero eso sí recuerdo que mucha gente de otros barrios llegaba a la tamalada del día de la cruz y escuchar las mañanitas. Entre salvas, la música de banda y el barullo que se escuchaba en todos los callejones, pues cada callejón tiene su cruz.
Al día siguiente, ya nos engalanábamos con más formalidad, ya estaban los templetes para los grupos musicales que llegaban con sus camiones enormes con todas esas bocinas, luces y escenarios que tenían que caber en escasos metros del callejón. Esa noche era un peregrinar de gente, no cabíamos y entre murmullos escuchábamos que en pelaxtitla iba a estar la matancera, luego que en la cotorra iba a estar los gatos negros, al rato en el infiernito va a estar unos norteños…pero en cada descanso de los grupos era de agarrar su refresco o bebida y a seguir a otro callejón.
La fiesta terminaba con la extinta y tradicional carrera del día 5 de mayo, donde hacían un circuito en dos cuadras y desde temprano veía a la gente salir de sus casas, apartando su lugar con la silla o botes, había familias que hasta la botana sacaban, para ver a los niños y los máster como recorrían corriendo las calles de estos barrios.
Son tiempos diferentes y más este año 2020 que nos mantiene en nuestras casas por la emergencia sanitaria y quedará muy marcado en la historia no sólo de México sino de nuestro querido Xochimilco. Tú recuerdas algo de esto?